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IV Festival de Cine Independiente de Bs. As.
Así lo vio: Rodrigo Seijas
(Otra nota: así lo vio Josefina Sartora)


Diccionario festivalero


Hace un par de días que terminó el IV Festival de Cine Independiente de Buenos aires y parece que fue hace un siglo. Quizá porque esos diez días fueron larguísimos y productivos, y las películas, eventos y personas que desfilaron por cada una de esas jornadas se amontonan en la cabeza. Un diccionario festivalero puede ser una buena forma de ordenar toda esa información. Aquí voy.

Argentina
Nuestro país se hizo sentir y mucho. Además de realizadores, organizadores y periodistas estuvieron, por supuesto, las películas. Y se pudo comprobar que hay un nuevo estilo... pero que está tan consolidado que corre el riesgo de envejecer. No es que a los films les faltara nivel, al contrario. Sin embargo, no se pudo apreciar una obra que despegara claramente del resto como lo hicieron en otros tiempos Mundo grúa, Modelo 73 o Sábado, por ejemplo. Puede que sea una conclusión apresurada, pero me parece que no hay que dormirse sobre los laureles, como lo hizo en su momento un movimiento completamente renovador y pujante que pronto perdió vitalidad, llamado Neorrealismo Italiano.

Bernárdez, Jorge
Como él mismo afirmaba, el jefe de Prensa del festival fue "más solicitado que John Lennon". Y no sólo tuvo que rebuscárselas para conseguir las entradas que le solicitaban para las funciones del Abasto, sino que además tuvo que bancarse todas las quejas y comentarios de los críticos, que lo asediaban sin piedad. Siempre lo hizo con la mejor de las sonrisas. Un abrazo para esa excelente persona.

Entrega de premios
Si no me agarró mucha bronca por el reparto de premios debe ser porque la competencia oficial no era lo importante. Y por suerte, no opacó al resto de las secciones. Pero la ceremonia del sábado 27 me resultó tediosa y decidí fugar prontamente para disfrutar de la tranquilidad hogareña.

Clima
El maldito sol nunca decidió salir ni esconderse del todo y así yo pasé calor y frío terroríficos a intervalos irregulares. Consecuencia de ello fue un espectacular resfrío como para alquilar balcones.

Comida y bebida
Las vituallas pueden ser un problema financiero. Todo está tan caro en este país inflacionario. El pequeño crítico que aquí escribe se las arregló trayendo tapers repletos de sándwiches hechos en casa. Agradecimientos a mi madre, Yolanda y Neneca, responsables de mi supervivencia en la difícil aventura aquí relatada. También a mi padre, que aportó el dinero extra para transporte y otros gastos.

Competencia oficial
La palabra más suave para definir al grupo de películas que integraban esta sección es medianía. No hubo ningún film que ofendiera la inteligencia o sensibilidad; tampoco uno que suscitara adhesiones fervorosas. Esto hizo bastante difícil inclinarse por algún favorito y quitó toda ansiedad a la hora de los premios. Quienes debían cubrir extensivamente la competencia se lamentaban, jurando venganza contra sus jefes. Los que no tenían obligaciones tan específicas –como yo– se concentraron sin culpa en las secciones paralelas, como Panorama, Cine Napolitano, Retrospectivas, Directores en Foco y Globalización y Barbarie.

Directores
Godard, Jean Luc: su presencia fue muy fuerte en el festival, con un puñado de documentales –incluida una entrevista– y su último film, Elogio del amor. Gozó de fanáticos incondicionales, entre los que no me cuento: a mí difícilmente vaya a gustarme más que Truffaut, el más grande de todos.

Herzog, Werner: la gran decepción del festival. Esperaba con Invincible un film loco y desatado pero me encontré con una historia esquemática, demagógica y carente de sentimientos. Una verdadera pena.

Lee, Spike: el polémico director norteamericano estuvo presente a través de su último opus, A Huey P. Newton Story. Pero no estuvo presente del todo, porque el verdadero autor del film es su protagonista, Roger Smith, quien asimismo escribió el guión y vino al Festival como jurado suplente. Menos mal, porque Lee hubiera arruinado la historia del líder de los Panteras Negras.

Miike, Takashi: al lado de este director, John Woo es naturalista. Tuve oportunidad de ver Dead Or Alive 2: Birds y lo único que deseaba hacer después era ver Dead Or Alive. Su cine desenfrenado, carente de toda lógica, que va del drama a la comedia sin escalas, se ganó la simpatía de todo el mundo y contó con un público fiel que se rió a mandíbula batiente con sus locuras. Para botón de muestra va el argumento: dos asesinos profesionales, amigos de la infancia reencontrados luego de largo tiempo, deciden unirse y financiar con sus fechorías un cargamento descomunal de vacunas para los niños pobres del Africa. Créase o no.

Postiglione, Gustavo: el director de El asadito presentó en Lo Nuevo de lo Nuevo El cumple. Reafirmó virtudes y defectos, sin aportar nada nuevo a los "cánones" conocidos. Buen resumen de lo argentino que pasó por la muestra.

Santiago, Hugo: uno de los mejores directores argentinos de la historia, el eterno exiliado, tuvo su merecida retrospectiva, que incluyó la ya legendaria Invasión entre muchas otras. Yo sólo vi Ecoute Voir..., La Geste Gibeline y Maurice Blanchot. Me bastó para confirmar que a este hombre como un director imprescindible.

Films
A Place On Earth: la película rusa fue la mejor de la competencia y no se llevó ningún premio. Por momentos insoportable, este film duro y crudo fue el preferido de la crítica; llegó como peso pesado y se volvió con nada. Una película necesaria, para la que es necesario tomarse todo un día y estar preparado para sufrir. Hipersensibles, abstenerse.

Ciudad de María: el mejor film argentino exhibido en el festival (y ganador de la competencia Lo Nuevo de lo Nuevo) fue un documental sobre el aparente descubrimiento por una mujer de la Virgen, ocurrido en San Nicolás, cerca de Rosario y otrora cuna de la siderúrgica Somisa. El film de Enrique Bellande analiza de manera excelente el fenómeno social, político y religioso ocurrido en dicho pueblo precisamente porque... no lo analiza: sencillamente planta la cámara, utilizándola como disparador de opiniones y conclusiones en la platea, que deja la sala llena de preguntas y más preguntas.

Fulltime Killer: los que habíamos visto en el anterior Festival Help! y The Mission, corrimos a encontrarnos con Johnny To y su mundo de escenas de acción totalmente irreal, ilógico, libre, pleno de desparpajo. La pasamos bomba. Uno de los puntos altos de la sección Tarde o Temprano. La película ideal para desenchufarse durante estos diez días.

Spiritual Voices: esta experiencia extrema de 327 minutos se convirtió en uno de los puntos altos del Festival. Dirigida por Alexander Sokurov (el mismo de Madre e hijo) y dividida en cinco episodios, la crónica de la vida cotidiana de un destacamento de soldados rusos en la frontera con Afganistán ofrece una estructura narrativa inédita, que brinda la posibilidad de ver distintos episodios ordenados de tal forma que lo que se desprende son significados y conclusiones múltiples. También, un clima agobiante que incomoda al espectador sometiéndolo a una verdadera prueba de paciencia y entereza. Sokurov confirma que sigue siendo un nombre mayor del cine mundial contemporáneo. Esperemos que sus obras puedan volver a estrenarse comercialmente en la Argentina.

Tornando a casa: podía haber ganado cualquier otro film, pero el premio que se llevó este film italiano emparentado con La Terra Trema terminó siendo a su modo justo, porque expresó el nivel general de la competencia, clavado en un discreto seis.

Trouble Every Day: el mejor film del Festival. Claire Denis reformula el género gore, combinando escenas de mutilaciones y canibalismo con un análisis notable sobre el deseo y la imposibilidad de amar. Sangrienta, excesiva, sexy, provocadora, la película de la directora de Bella tarea atrapa al espectador y no lo suelta hasta los títulos finales. Vincent Gallo está imperdible como el científico afectado por una droga que lo induce a practicar la antropofagia.

Economía y política
Lo bueno del Festival es que uno ni se da cuenta de lo que pasa afuera. Así, ni me enteré que Remes Lenicov había renunciado al cargo de ministro de Economía, ni (aunque podía suponerlo) que el país continuaba derritiéndose como un helado al sol del verano. Diez días de cine pueden provocar esta gratificación adicional.

Periodistas
Los privilegiados del Festival. Entrábamos a todas las funciones, nos quejábamos y elogiábamos todo sin pudores. Ostentando nuestra gris credencial pasábamos antes que los estudiantes y ocupábamos los mejores asientos. Al principio me sentí intimidado, pero pronto descubrí que la verdad de la milanesa es que personas como Jorge García, Santiago García, Eduardo A. Russo, Gustavo Castagna, Judy Stone, Jonathan Rosenbaum y muchos otros –incluso del Ecuador– pueden ser muy buenos tipos. Sólo son un poco... excéntricos.

Prensa, sala de
Según tengo entendido, a la prensa también le llegó el ajuste. La sala de prensa era más chica, con una decena de computadoras con conexión a Internet y algunos televisores en la videoteca. Todo esto para atender a 500 acreditados. En los días y horas pico llegó a haber notorios amontonamientos. Pero la amabilidad no sufrió recortes. A mí, nuevo en estas lides festivaleras, me trataron y me hicieron sentir como en casa.

Salas
En general no hubo mayores problemas con las proyecciones, más allá de algunas deficiencias de subtitulado o encuadre que fueron rápidamente compensadas con funciones adicionales. Y a pesar del aumento de precios, la gente respondió de maravilla, arrojando la cifra nunca antes alcanzada de 127.000 espectadores. Ellos fueron los que posibilitaron la realización de un evento altamente satisfactorio como el reseñado en estas líneas.

Rodrigo Seijas