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UN VIERNES DE LOCOS
(Freaky Friday)

Estados Unidos, 2003


Dirigida por Mark S. Waters, con Jamie Lee Curtis, Lindsay Lohan, Mark Harmon, Harold Gould, Chad Michael Murray, Stephen Tobolowsky.



En un capítulo de Los Simpson, los adultos decidían imponer un toque de queda que obligaba a los niños a permanecer en sus casas durante la noche. En venganza, los niños se encargaban de revelar mediante una frecuencia de radio clandestina los secretos más sucios de los mayores. Cerca del final, unos y otros se enfrentaban cantando una canción en la que se gritaban ¡Adultos! y ¡Niños! como si fueran verdaderos insultos.

Algo parecido sucede entre la madre (Jamie Lee Curtis) y la hija adolescente (Lindsay Lohan) de Un viernes de locos. La madre no entiende los desplantes permanentes de su hija, sus pésimas notas y alertas disciplinarias en el colegio, la forma inapropiada en que se viste, su temperamento irascible con su hermano, su rechazo a su padrasto, sus amigos rockeros, etc., etc. La hija no asimila al prometido de su madre –quien parece haber olvidado muy pronto a su difunto marido–, su excesiva dedicación al trabajo, su favoritismo hacia el hermano menor, la hostilidad que delata ante sus amistades y un chico que le gusta, su falta de noción de los problemas que tiene que enfrentar en la escuela, etc., etc.

Pero gracias a la sabiduría –o imprudencia– de la dueña de un restaurante chino, que detecta ese particular choque de potencias y les hace una especie de hechizo a través las famosas galletitas chinas de la suerte, madre e hija quedarán presas por un día… en el cuerpo de la otra.

Las situaciones divertidas no se hacen esperar y están explotadas con gran efectividad, en especial gracias a las excelentes actuaciones de Jamie Lee Curtis (calcando a la perfección el lenguaje, gestos y movimientos de la muchachita) y de Lindsay Lohan (haciendo lo mismo, pero al revés). Madre e hija sufrirán traspiés e intentarán tomarse mutua revancha, pero a lo largo de ese viernes de locos irán viendo el mundo desde otra perspectiva. O más bien, desde la perspectiva de la otra. El mundo adolescente de la hija, en el que imperan la “popularidad”, los profesores vengativos, la discriminación, las sectas de amigos y quizá, con suerte, algún chico bueno y comprensivo pero con mala imagen ante los adultos, impactará con fuerza en la madre. Y la hija empezará a entender el universo repleto de obligaciones y afectos con el que tiene que lidiar la madre, procurando sostener ese difícil equilibrio sin el cual todo se derrumbaría. La moraleja que se desprende de todo esto es que si adultos y adolescentes se pusieran por un rato en el lugar del otro, todo marcharía mejor.

Por lo demás, esa suerte de aprendizaje intensivo que emprenden las protagonistas es reflejado con cariño, honestidad y respeto por la trama, que no subestima nunca al público, y hasta incluye un ambiguo romance entre el galán joven y la adolescente… en el cuerpo de su madre.

Lamentablemente, la subestimación viene por el lado del doblaje al español (con el que llegan todas las copias a la Argentina), ya que parece dar por sentado que los que van a ver este film no saben leer subtítulos; y se nos priva de escuchar las voces de Curtis y Lohan, entre otras. En compensación de este despropósito, la película ofrece una excelente banda sonora que combina el rock con el pop en dosis apropiadas, con lo que adquiere personalidad y protagonismo propios.

Rodrigo Seijas      


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