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LA OUIJA, EL JUEGO DE LOS ESPIRITUS
(Long Time Dead)

Estados Unidos, 2002


Dirigida por Marcus Adams, con Joe Absolom, Lara Belmont, Melanie Gutteridge, Lukas Haas, James Hillier, Alec Newman.



Cuesta creer que películas logradas como Fantasmas de Marte –en la que John Carpenter elabora una especie de resumen de su obra a partir de una entretenida historia en la que se mezclan el terror y la ciencia ficción– salgan directo en video mientras que adefesios como La Ouija ocupan salas de cine en todo el país.

Esta película fue producida por los británicos Tim Bevan y Eric Fellner, los mismos que habían estado detrás de la más que aceptable Billy Elliot. Long Time Dead (tal su título original) se esperaba como un producto original, off Hollywood. Lamentablemente, no es así. La Ouija no elude ninguno de los clisés de "película de adolescentes perseguidos por asesino dispuesto a matarlos a todos". Este subgénero ya tiene tres décadas de vida, y hace tiempo que se agotó. Pero los realizadores de este film, aparentemente despreocupados, lo convierten en uno de los más previsibles de los últimos tiempos.

Un grupito de adolescentes marihuaneros y bebedores deciden, en una noche de juerga en una disco cualquiera de Londres, jugar el Juego de la Copa. Y despiertan a un demonio marroquí con ganas de prenderles fuego como fuere. Que el punto de partida sea tan anticuado (con perdón de los mayores) ya da una idea de lo pobre que puede llegar a ser la película. Pero la cosa es peor, ya que todas las muertes parecen observar los preceptos morales más conservadores y retrógrados: la que practica sexo muere; a la que fuma un porro la aniquilan; el que toma pastillas recibe su merecido, y lo mismo le pasa al que permanece en la casa a oscuras para averiguar algo.

Acá no falta la típica vuelta de tuerca del final ni la música efectista, pero no efectiva. Ni siquiera da para ir en pareja y abrazarse –o algo más– en los momentos de susto, porque llega a ser más aburrida que un acto escolar (¡como se extraña a Scream!). Lo único más o menos decente son las secuencias de matanza, que esquivan los detalles evidentes y ocultan la identidad del asesino, imprimiendo una pizca de suspenso.

Si hay algo que queda claro a fin de cuentas es lo siguiente: no tomes drogas, te emborraches ni tengas sexo... y sobrevivirás, adolescente pecador y rebelde. Incurre en alguna de estas atrocidades y te asarán vivo. ¡Y no oses jugar al Juego de la Copa, ese rito diabólicooooo!

Rodrigo Seijas     


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