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NOCHE DE REYES
(Twelfth Night)

Gran Bretaña, 1996


Dirigida por Trevor Nunn, con Helena Bonham Carter, Richard E. Grant, Nigel Hawthorne, Ben Kingsley, Imogen Stubbs
.



Twelfth Night fue escrita en tono de comedia por William Shakespeare a comienzos del siglo XVII, y en lo que va del XX ya ha tuvo una docena de versiones en el cine y la televisión. La que acaba de estrenarse en Buenos Aires (bajo el título de Noche de reyes) se debe al inglés Trevor Nunn, un hombre de teatro que ha ganado fama y prestigio gracias a sus puestas shakespeareanas, motivo suficiente para que los productores de Mucho ruido y pocas nueces y La locura del rey Jorge lo escogieran como director. Poco experto en lides cinematográficas, Nunn se dejó llevar por dos premisas a la hora de concretar el film: dejar intacto el texto original, no sólo en su literalidad sino en su poblado enjambre de subtramas, y echar mano de todos los recursos de los que dispone el cine para rodearlo de una atmósfera realista en lo que a vestuario y escenografía se refiere.

Se diría que tales elecciones llevaron a Nunn a contrariar la esencia, a aferrarse a la superficialidad. Por un lado, porque el naturalismo de Noche de reyes suena poco afín a las letras del ilustre Sir William, siempre más amigo de cargar las tintas sobre la expresión –fuere irónica, trágica o risible– que en los detalles témporo-espaciales del contexto (más aun: en esa autonomía de la expresión respecto del contexto parece radicar la vigencia de sus textos, su universalidad). La veta argumental, en tanto, se nutre de un conflicto principal y varios otros subalternos. El primero gira en torno de Viola (Imogen Stubbs, que es la esposa del realizador), una joven que sobrevive a un naufragio con la firme y falsa convicción de que su hermano mellizo pereció bajo las aguas. Especie de Tootsie al revés, Viola se disfraza de varón para conchabarse como "mensajero" del duque de Orsino. Su rol consiste en oficiar de Celestina entre el duque y su interés sentimental, la condesa Olivia. Pero Olivia, creyéndola del otro sexo, se enamora de Viola, y Viola cae a los pies del duque, al que no puede confesar su amor a riesgo de perder su empleo. Oportunamente llegará el mellizo, que es casi idéntico a su hermana disfrazada...

Si las bases para la comedia de enredos estaban adecuadamente establecidas a partir de este cuarteto, el mentado "respeto" a las subtramas vino a emponzoñar las cosas. Las humillaciones que sufre el amo de llaves de Olivia (Nigel Hawthorne) a manos de otros miembros del palacio, así com las trapisondas de un segundo pretendiente de Olivia (Richard E. Grant) descalificado desde el principio por su torpeza impar, nada aportan a la trama principal en términos dramáticos. Pero la empantanan hasta tornar inacabables los 127 minutos de Noche de reyes. La puesta es obvia, perezosa, poblada de contraplanos redundantes y, también en nombre de una fidelidad mal entendida, pletórica en gags ingenuos, sólo festejados por los propios personajes, que se ríen a la pata suelta en varios tramos de la narración. Ben Kingsley (Gandhi) se hace cargo de Feste, el bufón, un personaje que le permite revelarse como baladista medieval, rol del que sale airoso gracias a una suave entonación, y que, no obstante, aumenta el lastre de una historia que lo último que necesitaba eran extensos videoclips.

Guillermo Ravaschino