HOMEPAGE
ESTRENOS
VIDEOS
ARCHIVO
MOVIOLA
FORO
CARTELERA
PRENSA
ACERCA...
LINKS















CINEISMORECOMIENDA

FLORES ROTAS
(Broken Flowers)

Estados Unidos, 2005



Dirigida por
Jim Jarmusch, con Bill Murray, Jeffrey Wright, Sharon Stone, Frances Conroy, Jessica Lange, Tilda Swinton, Chloe Sevigny.



Hasta hace un tiempo dividía a las películas de Jim Jarmusch entre las Grandes Obras (como Bajo el peso de la ley), las gemas menores (como Mistery Train) y los fiascos totales (como Noche en la Tierra o El camino del samurai). Ya no. Ahora siento que este tipo, como pocos, practica una muy eficaz economía de recursos. Y que, con mayor o menor fortuna, la practica en todos sus films. En Flores rotas le funciona muy bien.

Fíjense en Bill Murray, por ejemplo: un actor soberbio, singular, pero que viene con el caballo cansado. Vaya uno a saber qué y por qué le sucedió, pero está claro que no es el de Hechizo del tiempo, y que algo más que el paso del tiempo (y que su paso por films-caballos-cansados como Perdidos en Tokio) lo afectó. En Flores rotas también luce exhausto, y parco de expresión. Pero acá no es para menos: Don Johnston no tiene esposa, ni aparentemente hijos (verán más abajo...), y la última de sus amantes lo acaba de abandonar. Lo que sí tiene es ternura, porque la economía de Jarmusch proveyó las acciones, relaciones y situaciones que permiten a este personaje (y a nuestro atribulado Murray) expresar ternura... sin dejar de lucir exhausto y parco de expresión.

Entre las relaciones, ese vecino negro con el que sostiene una amistad de rasgos infantiles, y que lo impulsa al viaje que convertirá a Flores rotas en otra respetable road-movie estadounidense. Es que Don recibió una carta sin firma, en papel rosa, en la que una mujer, con tinta roja, se presenta como ex pareja suya y le hace saber que existe un hijo de ambos, que tiene 19 años, y que partió al encuentro de su progenitor. El negro convence a Don para que visite al puñado de veteranas entre las que, según las fechas, tiene que estar la madre de ese chico. Es una empresa tan absurda como la consigna con la que emprende el viaje Don (buscar una máquina de escribir con tinta roja, o papel rosa, o flores rosas), pero la vida de este hombre, comercialmente provechosa y afectivamente raquítica, es tanto o más absurda, así que... ¡por qué no! Además, nunca está dicho ni mucho menos subrayado, pero qué duda cabe: es el afecto, es la ternura lo que empuja a Don. Y lo empuja contra su propia naturaleza, contra su propio carácter, que se opone tanto –justamente– a que la ternura encuentre su cauce.

Lo que sigue son unas viñetas chiquititas, bien actuadas (Sharon Stone, Jessica Lange y Tilda Swinton ofrecen grandes breves composiciones), ágiles, muy a tono con otra tendencia proverbial en Jarmusch: construir largometrajes en base a fragmentos relativamente autónomos, que hasta cierto punto operan como cortometrajes encadenados.

El final es impactante, sugestivo, pero mucho menos abierto de lo que parece: si lo miran bien verán que Don ha encontrado algo que va mucho más allá (porque está bastante más acá; dentro suyo) de si tiene o no tiene un hijo con alguien.

Guillermo Ravaschino      

ARTICULOS RELACIONADOS:
   >Crítica de El camino del Samurai


Enviá tu crítica al Foro