HOMEPAGE
ESTRENOS
VIDEOS
ARCHIVO
MOVIOLA
FORO
CARTELERA
PRENSA
ACERCA...
LINKS















CORAZON, LAS ALEGRIAS DE PANTRISTE

Argentina, 2000


Film de animación dirigido por Manuel García Ferré.



Nada que ver con el célebre relato lacrimógeno de Edmondo de Amicis, que tanto suceso tuvo entre los niños lectores de antes de la tele, desde su publicación a fines del siglo pasado. Pero es evidente que a don Manuel García Ferré ese nombre le resuena positivamente, sobre todo con un protagonista –que ya figura en el subtítulo– llamado Pantriste: por más "alegrías" que se le adjudiquen, se hacía necesario apelar al corazón del público que, en su momento, tan entusiastamente respondió al llamado de Manuelita.

Obviamente, a esta altura de su producción, no hay que esperar sorpresas del creador de Anteojito, ni estéticas ni de contenido, aunque trate de aggiornarse mediante algunos toques ecológicos. Con el trazo blando, algo anticuado y más bien elemental de siempre, García Ferré imagina a un grupo de leñadores que viven en el bosque en una época vagamente medieval, enfrentándose a un monarca maligno (no es otro que el viejo conocido Neurus) que les ordena talar los árboles. Al gobernante lo asisten una bruja gritona (sí, la eterna Cachavacha) y una suerte de secretario canyengue (el mismísimo Pucho). Entre las –por así decirlo– novedades, tenemos a la familia Pan: no, no tienen una panadería, pero a García Ferré le ha de haber parecido muy chistoso el prefijo aplicado a Pantriste, niño melanco, flacucho y poco dado a las tareas de hombres duros, como su papi leñador, llamado precisamente Panduro. Pandulce es el nombre de la madre del niño, apelativo que desde luego no alude a una zona de su anatomía sino a sus cualidades "femeninas" (protectora, indulgente, etc.). Para completar el grupo familiar –y darle una alegría a Pantriste– hace su aparición la gitanilla Pandereta, encantadora y coqueta niña que es rescatada por el protagonista y su amigo Larguirucho (otro integrante de la familia alumbrada por García Ferré que reaparece).

La historia es mínima y está contada desde el vamos: Pantriste será el héroe, el pueblo se rebelará ante el tiranuelo, Pandereta se integrará a la familia Pan. Para arribar a este final con la correspondiente moraleja, hay que atravesar una fabula colmada de graciosos lugares comunes ("mas vale que zozobre y no que fafalte"), de normas anacrónicas ("los hombres no lloran"), de personajes que hablan con el amaneramiento del teatro infantil de antaño y de canciones archiconocidas. Sin duda, el hacedor de Pantriste se jugó astutamente a emplear melodías familiares para chicos y grandes, que van de "El payaso Plin Plin" –que se canta en todos los jardines infantiles– al cuplé "La Violetera" (lo ensaya Larguirucho para vender mercaderías), pasando por la "Marcha de Aída" (con otra letra) y sin olvidar el clásico tango "El pañuelito" en boca de la guitarra. Para completar el panorama musical, mientras se muestra la pinacoteca de Neurus (con obras de Quinquela Martín, Molina Campos, Rembrandt, etc.) alguien, cuando se señala al autor de Las Meninas, entona "Velázquez todo es mentira, Velázquez todo es verdad…" (ja, ja).

Desde ya que comparado con Los Pintín al rescate, este dibujo –pese a sus limitaciones formales y temáticas– luce mejores recursos técnicos, un rítmo más sostenido, un empleo más atractivo del color y mayor variedad de tonos y personajes. Pero la verdad es que los Pintín no son la mejor referencia, a pesar de ser argentinos y haberse dado a conocer en la misma fecha...

Moira Soto