HOMEPAGE
ESTRENOS
VIDEOS
ARCHIVO
MOVIOLA
FORO
CARTELERA
PRENSA
ACERCA...
LINKS















LA CASA EN LA MONTAÑA
EMBRUJADA
(House On Haunted Hill)

Estados Unidos, 1999


Dirigida por William Malone, con Geoffrey Rush, Famke Janssen, Taye Diggs, Peter Gallagher, Chris Kattan, Ali Larter, Max Perlich.



Flaco –por no decir anoréxico– homenaje a Vincent Price y a William Castle (protagonista y director de la original House on Haunted Hill, 1958) ha resultado esta Casa en la montaña embrujada, un empacho de efectos especiales al servicio del vacío casi total de personajes con alguna consistencia o de una trama mínimamente consistente o capaz de generar susto. Para empezar, Geoffrey Russell, discreto actor, jamás podrá expresar la decadencia señorial, el refinamiento desdeñoso y a la vez sardónico, los exquisitos matices del gran Vincent Price, un icono absoluto del género fantástico y de terror que hizo gala de un humor delirante precisamente en la primera versión de William Castle que ha degradado el clipero de segunda que es este William Malone, director del engendro que nos ocupa. Desde ya que Castle no era un gran realizador, pero desde el ‘58 se inclinó alegremente, terroríficamente hacia este género en el que alcanzó sus mejores logros: fue capaz de producir genuinos escalofríos, de shockear a sus espectadores, sin descartar alguno que otro golpe bajo. Pero sabía crear climas de suspenso inquietante sin tomarse las cosas del todo en serio. Además, produjo una obra capital: El bebe de Rosemary, que dirigiera Roman Polanski.

De poco vale contar el esquema argumental de esta película, que en los papeles es un clásico, tanto del policial como del terror (invitados que llegan a una casa en lo alto de la colina, quedan atrapados y en su esfuerzo por escapar van muriendo como moscas en la miel), que remite al viejo y entrañable tema de la mansión siniestra, con vida propia e intenciones maléficas. Desdichadamente una vez más el show de los efectos especiales, la pura pirotecnia de videogame, han anulado las posibilidades que con tanta habilidad fueron explotadas en el original. Frente a tanto efecto por el efecto, daría la sensación de que esta producción fue pensada, antes que nada, en función del despliegue digital. Y desde luego, el puro artificio resulta contraproducente, porque además del empobrecimiento que ha sufrido la historia y el nulo desarrollo de los personajes, está el inevitable problema de que los recursos digitales usados indiscriminadamente le quitan convicción y materialidad a la imagen. El realizador parece desconocer por completo que hay algo llamado espacio cinematográfico, que existe la puesta en escena que da sentido a un relato contado en imágenes. La chatura de la realización, sin el apoyo del guión, hace que a medida que los invitados empiezan a morir, el amante del género desee que el misterioso depredador los liquide a todos de una buena vez. En verdad, lo más atractivo de esta adaptación está al comienzo, en ese parque temático que regentea el protagonista, dedicado a hacerle creer a sus visitantes que sus vidas corren riesgos insuperables.

Moira Soto     

ARTICULOS RELACIONADOS:
   >Crítica de La maldición


Enviá tu crítica al Foro  |  Leé otras opiniones en el Foro