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LA BUSQUEDA
(Don't Come Knocking)

Francia-Alemania-Estados Unidos, 2005


Dirigida por Wim Wenders, con Jessica Lange, Sam Shepard, Tim Roth, Gabriel Mann, Sarah Polley, Fairuza Balk.



Hace ya muchos años que el alemán Wim Wenders eligió la alternativa de filmar en los Estados Unidos, compenetrado con su cultura, su idiosincrasia, su música e incluso con la temática cinematográfica de ese país. Su anteúltimo film,
La búsqueda, empieza como un western (aunque enseguida sabremos que en realidad se trata de una filmación), sigue como un western moderno y deviene una suerte de road movie en busca de una identidad, del amor, y tal vez del sentido de la vida. Howard Spence (Sam Shepard) es un actor en franca caída que en medio de una crisis decide abandonar el set en el desierto del Oeste para volver a la casa materna después de décadas. Allí lo recibe su madre, encarnada por la muy clásica y superviviente Eva Marie Saint –aquella de Intriga internacional y Nido de ratas–, quien le informa que tal vez tenga un hijo en un pueblo de Montana. Como el otro personaje desorientado de Flores rotas, el hombre decide ir en busca de esa posible familia que antes no supo asumir. La encontrará, pero nada les resultará fácil.

Me pregunto cuál fue la necesidad de Wenders para volver sobre París,Texas. Como en aquel film que ganó la Palma de Oro en Cannes en 1984, el guión de La búsqueda fue escrito en colaboración entre Wenders y Shepard, y la mujer de éste, Jessica Lange, actúa como la madre de su hijo. Como en aquel film, se trata de una incursión en la América menos conocida, sin pizca de glamour. Como aquél, también es una road movie en la que el protagonista trata de asumir su paternidad y reencontrar el hijo, o los hijos. Si allí aparecía el célebre director alemán Bernhard Wicki, aquí hay un cameo del veterano George Kennedy. Ambos protagonistas son igualmente solitarios y poco convencionales. Paternidad, identidad, búsqueda: los temas son los mismos, pero esta reelaboración está despojada de intensidad, de fuerza, y resulta lavada y plena de detalles poco creíbles y de personajes poco simpáticos. Aun considerado individualmente, todo el film parece pasado, casi rancio.

El título que eligieron para estrenarla en Buenos Aires es significativo. Uno busca al Wenders memorable de En el transcurso del tiempo y Alicia en las ciudades, algún detalle esotérico de Las alas del deseo, restos de París,Texas. No olvidamos que fue uno de los cimentadores del Nuevo Cine Alemán, junto a Fassbinder y Herzog. Pero no queda nada. Este Wenders es apenas mejor que los últimos vistos (El fin de la violencia, o la tremenda El hotel de un millón de dólares) pero nunca llega a aproximarse al Wenders de hace –ay– treinta años.

Josefina Sartora      

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