Ten Skies
(Diez
cielos. Estados Unidos, 2004. Dirigida por James Benning). Film
experimental si los hay, Ten Skies consta de diez planos fijos del
cielo, cada uno de diez minutos de duración. No es la primera vez que James
Benning, el director, hace esta clase de cine con reglas tan matemáticamente
definidas. 13 Lakes era, por ejemplo, 13 planos de diferentes lagos,
cada uno de 10 minutos de duración y Los, 35 planos de Los Angeles de
2 minutos y medio cada uno. El primer acierto de Benning ha sido no elegir
diez cielos convencionalmente bellos. Eligió diez cielos muy diversos para
que dialoguen entre sí y para que el espectador, con toda la libertad y el
tiempo del mundo, busque relaciones, compare, contemple. Yo no pude, pero
supongo que también se puede –a modo de ejercicio zen– perderse en esas
nubes cambiantes, dejarse llevar por los ritmos internos, las formas. Con la
mirada uno puede convertir, o dejar que se convierta, lo figurativo en
abstracto. Quien no pueda perderse en los cielos, puede, como yo,
categorizarlos. Hay cielos más narrativos, más estáticos, más cambiantes,
más agresivos, más económicos, más frontalmente hermosos, más aburridos. Hay
mucho cielo. Y está uno a veces fascinado con el cielo, a veces sintiéndose
un tonto, mirando y categorizando. En el universo de esta película, una
gaviota que pasa volando constituye todo un acontecimiento. Indudablemente,
mi momento más placentero del festival. Ezequiel Schmoller
Shin
Sung-il está perdido (Corea del Sur, 2004. Dirigida por Shin Jane). La ficción
narrativa de unos chicos en un orfanato que comen poco, o a escondidas, o
directamente ayunan, porque la encargada del orfanato les dice que comer es
pecado. Al principio esto no lo sabemos. Olemos que algo raro pasa, la
película va construyéndose de a poco, tira pistas, sugiere cosas, pero no
termina de decir qué pasa. Cuando por fin nos enteramos, la historia pega un
vuelco. Se hace más escatológica, más bochinchera, más rebuscada espacial y
temporalmente, deja de construir el clima asfixiante del orfanato y empieza
a alternar entre orfanato y ciudad. El clima enrarecido se explicita
primero, y se pincha después. Para cuando termina, poco importa si lo del
orfanato era la fantasía de un chico pobre y hambriento en la ciudad o
alguna otra cosa. La película, que venía bien, de repente dejó de ser una
película y pasó a ser tres. Basta de esta nueva tendencia de meter
reglas, géneros e ideas en la licuadora y apretar el botón. Basta de esta
competencia a ver quién mea más lejos. Quién cita más películas, quién es
más ingenioso, quién es más cool. Basta de violencia y escatología
cancheras. Basta de Park Chan-wook, basta de Johny To, de Takashi Miike, del
Tarantino de Kill Bill. Esta mezcolanza no es sinónimo de libertad,
menos de revolución. Tampoco quiero ser injusto con Shin Sung-il está
perdido. Por momentos la película está muy bien y hasta tiene momentos
brillantes, por lo menos cada vez que alguien come algo. No es una película demasiado
cool, ni tan canchera e ingeniosamente escatológica o violenta. Es decir,
nunca llega a caer del todo dentro de esta nueva tendencia de
cine-licuadora. Pero comparte la actitud de querer ser una y más películas
al mismo tiempo, de no comprometerse con nada. Por ejemplo, ni con el color
ni con el blanco y negro. Ezequiel Schmoller
So Much Rice
(Demasiado arroz. China, 2005.
Dirigida por Li Hongqi). Una película muy rara, opera prima de un novelista
chino. Está filmada en planos con cámara fija en su inmensa mayoría (los
personajes pasan por delante y siguen en fuera de campo, o permanecen
marginados, haciendo caso omiso de la “posición central”), y echa mano de un
nivel de humor absurdo que desorienta y, aunque no alcanza a consolidarse
del todo, la vuelve bastante interesante. Jugando a las escondidas con su
esposa, al Sr. Mao no se le ocurre mejor estrategia que la de abandonar su
casa (parte con un saco de arroz al hombro)... y tomar más y más distancia.
En ese tránsito llega al hogar de su amigo Xiao He. Allí ambos vivirán un
tiempo compartiendo casa, comida, amores, sueños y lecciones de vida junto
con una muchacha de un servicio de acompañantes. La bolsa de arroz se
convertirá en testigo y metáfora de los hechos concatenados. La narración
resulta expelida por el tiempo y el espacio y los nexos causales no tienen
preeminencia en las acciones que se suceden, por lo que bien podríamos
considerar al film dentro de la categoría de “moderno” al decir de Deleuze.
Fotografía en blanco y negro, personajes completamente excéntricos y una
imprevisibilidad evidente se amalgaman para volver disfrutable por momentos
esta cinta que igualmente no termina de cerrar, quizá porque abusa del
ingenio o de un exceso de racionalidad que termina resultando elitista.
Bella música. Javier Luzi
Evolución de una familia filipina
(Filipinas, 2004. Dirigida
por Lav Díaz). Una de las curiosidades de este Festival, no sólo porque
pocas veces tenemos la oportunidad de ver películas filipinas, sino porque
dura más de... diez horas. Y no es del tipo de film como los de Jonas Mekas
o Béla Tarr, sino que aquí hay una historia muy áspera, sin gota de humor en
la narración de los avatares de una familia filipina durante dieciséis años
bajo el régimen dictatorial de Ferdinand Marcos. El film no está concebido
para que uno pueda entrar o salir más o menos libremente, por lo que en mi
caso, que vi 4 horas de su primera parte y 3 de su segunda (fue exhibida en
dos tardes), me quedaron algunos agujeros en la historia de los personajes.
Tampoco se previeron, ni se incorporaron, pausas durante cada proyección, de
manera que mis interrupciones fueron aleatorias. Me pregunto cuántos habrán
podido verla íntegra, pues ambos días, al dejar la sala, sólo quedaban 3
espectadores a mis espaldas (¡y no eran los mismos!).
El hecho
es que vi 7 horas, y eso indica que me despertó bastante interés. Claro está
que a mí me gusta el melodrama, y las películas en blanco y negro, con
planos fijos muy orientales, de seca belleza, largos, a veces interminables,
de escenas de la vida cotidiana –la cámara filma la larga caminata de un
grupo de campesinos que no cruzan palabra, o la silenciosa preparación de
una comida, o la infructuosa búsqueda de oro en los arroyos de una montaña–,
y todo ello sin música, con sonido real. Obviamente, sentimos en esos planos
el peso –y el paso– del tiempo. El relato está articulado de manera
fragmentaria, con saltos temporales hacia atrás y adelante, y sigue la
trayectoria de un chico abandonado, su adopción por una familia matriarcal,
desintegrada por la represión, y su posterior inserción en otra familia
patriarcal autoritaria. En ambos sistemas el muchacho vive una existencia
traumática, y ambas familias luchan por salir de la miseria, con el
trasfondo histórico y social del sistema de terror que impuso Marcos,
apropiador de las riquezas del país. La historia de Reynaldo es la historia
del pueblo filipino. El director Lev Diaz tardó nueve años en filmar esta
ambiciosa película, utilizando los mismos actores, en consecuencia los vemos
crecer, madurar o envejecer en la pantalla a través de todo ese tiempo. Dos
detalles recurrentes: el sonido de disparos, que funcionan como una
presencia no siempre vista del régimen represor, y la afición popular por
los radioteatros, tema de conversación de toda la familia, cuya realidad es
mucho más desesperante que los dramas que escuchan en la radio. El film
incluye noticieros y tomas de archivo que registran las barbaridades
cometidas por el gobierno durante su período (1971-1987). Josefina
Sartora
A Travers La Foret
(A través del bosque. Francia, 2005. Dirigida por Jean-Paul
Civeyrac). Hay una chica que no consigue olvidar a su novio, muerto en un
accidente. Cree verlo, conversa con él. Sus hermanas la llevan ante una
especie de vidente, allí conoce a un tipo similar a aquel novio... y todo se
empieza a ir al carajo. En realidad, todo ya había arrancado muy mal. Porque
el director tenía en sus manos una historia atractiva por el lado
fantástico, pero decidió atestarla de parlamentos recargados de filosofía
barata. Un film aburrido, pedante, creído. Insoportable. Rodrigo Seijas
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