HOMEPAGE
ESTRENOS
VIDEOS
ARCHIVO
MOVIOLA
FORO
CARTELERA
PRENSA
ACERCA...
LINKS















CINEISMO en el Festival de Chicago 2003


Otras yerbas

Esta nota constituye el cierre de la cobertura del 39º Festival Internacional de Cine de Chicago, que se desarrolló entre el 2 y el 16 de octubre de 2003.





Cine independiente americano
El concepto de cine independiente americano (por norteamericano) está bastante vapuleado, y corre el riesgo de quedar vaciado de significación. Las grandes productoras y/o distribuidoras ya se han percatado de que allí reside un gran filón y tratan de captar algunos de sus exponentes, que de una u otra manera deben responder a los requerimientos "del mercado", sacrificando así la personalidad que había conducido a su consagración.

Sin embargo, en el Festival de Chicago se vieron dos películas que siguen respondiendo a ciertos parámetros del cine indie primitivo: historias pequeñas, íntimas, escaso presupuesto, ausencia de estrellas rutilantes, algunos cuestionamientos al sistema de vida estadounidense. Ambas películas resultaron dos perlas en la programación: The Station Agent, opera prima de Tom McCarthy, y Pieces Of April, de Peter Hedges. La primera se ha presentado en varios festivales, y su estreno en Argentina está casi asegurado: se trata de la historia de un enano fanático de los trenes, quien hereda una estación abandonada en un pueblo donde se retira a vivir en soledad para evitar el rechazo de la sociedad. Pero su tranquilidad será invadida por un simpático vendedor ambulante cubano y una pintora que atraviesa una depresión, ambos decididos a compartir soledades, experiencias y solidaridad. Moraleja: de algo tan pequeño se puede hacer una película. La cámara filma generalmente a la altura del enano, lo cual favorece la identificación del espectador con el protagonista, e incluso a menudo corta las cabezas del resto de los personajes. La historia de amistad y compañerismo resulta nada banal y los actores son estupendos: Peter Dinklage –quien actuó en la magnífica Viviendo en el olvido– es de una humanidad y una actuación espeluznante, y la gran Patricia Clarkson una vez más demuestra su ductilidad para cualquier rol. Con más de cuarenta años, Clarkson está atravesando el momento más alto de su carrera, que inició en Los intocables, como la esposa de Elliott Ness. Este año hemos visto aquí sus excelentes actuaciones en Lejos del paraíso, Bienvenidos a Collingwood, La seguridad de los objetos –sólo en DVD– y Dogville, y esto no es todo: en Pieces Of April se roba la pantalla cada vez que aparece.

Pieces... es también el debut como director del novelista Peter Hedges, guionista de ¿A quién ama Gilbert Grape?, quien realiza una disección de la clase media norteamericana a través de uno de sus íconos sociales: la comida de Acción de Gracias y todo lo que se moviliza a su alrededor. April es una joven recientemente emancipada que decide reunir a su familia convencional y provinciana en su derruido departamento de Nueva York. Ignorante de todo lo concerniente a las tareas domésticas, deberá recurrir a sus vecinos, extranjeros o extravagantes, en una carrera para lograr su propósito, mientras su familia viene en viaje. Tal vez esta sea la última vez que estén reunidos, pues su madre sufre un cáncer terminal, y April ve su última oportunidad de reconciliación familiar. La joven Katie Holmes está estupenda, y sostiene un duelo actoral con Clarkson, como la madre que no cesa de ejercitar sus ácidos comentarios sobre cada situación que se le presenta, acompañada amorosamente por su marido, el siempre estupendo Oliver Platt. El melodrama tiene momentos brillantes, un humor corrosivo y un optimismo inteligente, y como en el caso de The Station Agent, demuestra que puede lograrse un mensaje moral sin golpes bajos ni bajadas de líneas vergonzantes, incluso valiéndose de ciertos tópicos hiper-transitados. Clarkson va camino de consagrarse como la reina del cine independiente. Yo ya pertenezco al club de sus fans.

En la orilla opuesta encontramos a The Human Stain, de Robert Benton: una película de alto presupuesto, una gran distribuidora (Miramax), un elenco estelar con Anthony Hopkins, Nicole Kidman, Gary Sinise, Anna Deavere Smith, Wentworth Miller y Ed Harris, reunidos para llevar al cine una compleja novela de Philip Roth que lidia con los temas del erotismo otoñal, las diferencias culturales y el  conflicto racial de los propios negros americanos. Hopkins encarna a un profesor universitario que ha renegado de su origen negro, ocultándolo a la sociedad. El film se desarrolla según dos líneas narrativas fundamentales, entre el presente turbulento, cuando encuentra una joven con la que vive una pasión inesperada, y el pasado que lo acosa cargándolo de culpa. La articulación entre ambas historias no está bien resuelta y el film tiene un tratamiento de una grandilocuencia que no condice con la intimidad que proponía la novela.

Apocalípticos
Hubo un grupo de películas apocalípticas en el festival, de muy distinto cariz, que tuvieron en común el planteo de situaciones en un futuro próximo y probable.

Con L´Heure Du Loup, Michael Haneke construye uno de los films más duros, oscuros y violentos de su ya provocativa filmografía. Después de un cataclismo apenas aludido, una familia huye de la ciudad al campo para encontrarse con un desolado panorama de pánico y desintegración social, con los sujetos reuniéndose en grupos de acción colectiva a fin de procurar su supervivencia. Atrapados en condiciones extremas, se ponen a prueba el sentido de solidaridad, los límites sociales, franqueables o no, las condiciones de la justicia. El egoísmo parece ser la única ley, y los extranjeros serán los chivos emisarios en ese microcosmos que se prefigura como una sociedad posible. De realización impecable, con Isabelle Huppert, Olivier Gourmet y Béatrice Dalle en los roles principales y una bellísima fotografía fría y nocturna con efectos perturbadores, fue uno de los films más brutales y revulsivos que vi en Chicago.

Muy distinto es el tono de Ce Jour Là, de Raul Ruiz. Con varias películas por año tan diferentes entre sí, Ruiz no siempre nos resulta del todo grato. Un Place Parmi Les Vivants (otro de sus films presentados en el festival) es un thriller de época, denso, oscuro y complicado, pero Ce Jour Là se aleja de su gravedad habitual para tomarse en joda a la sociedad. También transcurre en un futuro próximo, cuando la globalización y la voracidad económica dominan (más todavía digamos) el mundo. Con un buen manejo del absurdo, se narra un plan para eliminar a la heredera suiza de una inmensa fortuna elaborado por su propio padre. La chica está algo tocada, y para matarla contratan a un asesino serial internado en un hospital psiquiátrico. Obviamente, entre locos se entienden, y el resultado no se parece en nada al plan. Ruiz es muy directo en esta película, su acostumbrado surrealismo se juega en las conversaciones y conductas de los protagonistas (Bernard Giraudeau y Elsa Zylberstein) y es muy explícito en la crítica a ciertos basamentos de la sociedad: la ambición de los poderosos, la hipocresía familiar, la neutralidad o pasividad policial, el poder de las empresas (el pulpo que hereda la chica posee incluso el agua de la Argentina), la vigilancia militar, más propia de Latinoamérica que de Suiza, adonde la ha trasladado Ruiz. Uno de sus films más traslúcidos, con un humor negro cómplice y regocijante.

Desde el Extremo Oriente también soplan vientos apocalípticos. Y no porque Twilight Samurai sea un film de ciencia ficción, sino porque la historia mínima y personal de un samurai en el siglo XIX sirve de parábola para hablar de tiempos de cambio, de eras que terminan –en este caso, el sistema feudal de los samurais– fácilmente traspolables a la actualidad. Una película de samurais de Yoji Yamada  que destruye cada una de las convenciones del género.

Mucho más virulenta es All Tomorrow Parties, del chino Yu Lik Wai, otra densa película de anticipación, que muestra el caos social y los riesgos de un régimen fundamentalista político-religioso. En este puñado de sombríos films orientales hay que incluir a la última creación del nuevo Kurosawa, Niyoshi: Bright Future resulta un film críptico sobre el rumbo de la juventud, sus deseos nunca asumidos, la relación con los mayores y una película original, algo hipnótica, tanto como lo resulta mirar a un extrañísimo pez en una pecera.

En un festival donde se proyectaron casi exclusivamente films de narración clásica, orgánica, llamó la atención la película danesa Reconstruction, de Christoffer Boe, una historia romántica que se aparta de las normas narrativas tradicionales. Lo que empieza como un encuentro amoroso entre dos personajes ya comprometidos, estalla en mil cristales cuando se quiebra el orden secuencial lógico y la historia sigue distintos caminos, sufre sucesivas reconstrucciones, se pliega sobre sí misma, y no sabemos si atribuirlo a la metaficción, pues uno de los personajes está escribiendo esa misma historia, o a un cuestionamiento del protagonista, a la búsqueda de la propia identidad, o al hecho de que Boe quiere experimentar con el artificio, la fantasía y las posibilidades del cine. Su fotografía, absolutamente creativa y original, mereció el premio del festival.

No he querido agotar el programa del 39º Festival de Chicago. Quedan pendientes, entre otras, una película fascinante, polémica e inclasificable como Padre e hijo, la última de Alexander Sokurov, los documentales My Architect de Nathaniel Kahn y Tische! de Victor Kossakovsky, este último fugazmente visto en Argentina. Mi intención fue concentrarme en aquellos títulos que, por decirlo de algún modo, merecerían la atención de las distribuidoras de nuestro país. A ver si flexibilizan sus ya perimidos criterios de exhibición y se avienen a mostrar otra cosa… que ya estamos hartos de la sopa de todos los días.

Josefina Sartora