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HUMO SAGRADO (1)

Junio 12, 2000


Una pelicula olvidable, que no te deja ningun mensaje positivo, solo la idea de no viajar nunca a la India. No vaya a ser que te convenza Baba. Lo unico rescatable es la chica Titanic pero tambien es poco creible que se haga pis por el seudo guru yanqui. Chau.

Juan Carlos Capittini (Argentina)

 

 

HUMO SAGRADO (2)

Junio 13, 2000


No te tomés la película literalmente. Es una fábula, sobre el amor y otros demonios. Sobre conversores conversos. Sobre el materialismo y la espiritualidad (lo más flojo: ni la India es el cielo ni Australia el purgatorio). La película remonta cuando se vuelve satírica, casi autoparódica: cuando Keitel se calza el vestido, todo puede pasar... Campion pasa de un registro vagamente sermoneador al canto patético del amour fou (preferible a las "serias" inverosimilitudes de la pareja enjaulada de Bertolucci en CAUTIVOS DEL AMOR).

Fernando Olmedo (Buenos Aires, Argentina)

 

 

HUMO SAGRADO (3)

Julio 31, 2000


La talentosísima realizadora neocelandesa Jane Campion, vuelve a desplegar una mirada intimista y profunda sobre los aspectos interiores del alma humana que tan bien supo construir en su anterior película "La lección de Piano". En "Humo Sagrado" la historia es lo de menos. Actúa como una excusa para que la directora reflexione y se acerque a los problemas más complejos de la existencia humana. Sus personajes libran todo el tiempo una batalla. Una batalla con ellos mismos, con sus sentimientos, con sus creencias, con sus convicciones y hasta con sus deseos.

En una de las mejores interpretaciones de su carrera, la joven y bella Kate Winslet ("Titanic") le pone el cuerpo (en un sentido más que literal) a Ruth, una muchacha rebelde que tras un viaje a la India descubre un mundo distinto que la "ilumina" de tal forma que la hará cambiar radicalmente de ideas, de creencia, de ropa, e incluso de hábitat. Su familia, preocupada por la posibilidad de perder a su hija, decide contratar los servicios de P.J. Waters (Harvey Keitel), un "desprogramador" de mentes, cuya tarea es devolver a Ruth al mundo occidental, con todo lo que ello implica. Para eso Waters tiene un método "infalible". Solo "tres pequeños pasos" y "todo terminará en veinticuatro horas". Pero las cosas no resultan como él lo había planeado y esa jornada de aislamiento en una "choza" en el medio de un paisaje desértico se convertirá en un combate cuerpo a cuerpo entre los dos protagonistas. Es durante ese enfrentamiento donde Jane Campion le saca "el jugo" a la historia. A medida que la relación entre el profesional y su cliente va avanzando, ambos se van sumergiendo en una profunda crisis de identidad en la que saldrán a flote aspectos como la soledad, el desamparo, la sexualidad, el amor, el odio, etc. En ese sentido, la transición que experimentan en sus personalidades tanto Ruth como Waters está excepcionalmente narrada por la directora. Así podemos ver como ese hombre frío y calculador -casi "programado"- que llega al aeropuerto para "hacer su trabajo" va cambiando poco a poco con el transcurrir del relato. Lo mismo sucede con Ruth pero en sentido inverso.

Tal vez "Humo Sagrado" no termine de convencer en algunos aspectos. Quizás su excesiva duración, la falta de una cierta cadencia, y un "doble" final un tanto forzado no permitan colocar esta película entre lo mejor de su producción, pero de lo que no caben dudas es de que Campion posee una profunda sensibilidad que le permite construir historias complejas y creíbles retratadas con un cuidado estético admirable (la fotografía de Dion Beebe es fascinante) en donde la cámara, la luz, la música y los actores parecen estar al servicio de un lenguaje más cercano al arte que al cine.

Roval (Buenos Aires, Argentina)

 

 

HUMO SAGRADO (4)

Octubre 24, 2000


Sería una pena que dejáramos pasar esta película como una más dentro de la marejada. Sí señores, estoy hablando de Humo Sagrado, esa obra hermosa y poética sobre el desierto y la locura. Es fácil confundir la sensibilidad con que Jane Campion traza sus historias con ejercicios de autocomplacencia y nihilismo. Fácil es criticar, después de todo, pero difícil es la tarea de los creadores. Y esta australiana rebelde es una creadora, una formadora de sueños, materializadora de imagenes deslumbrantes. Belleza y más.

Fedor Trempoline (Argentina)

 


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