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THE HOST
(Gwoemul)

Corea del Sur, 2006



Dirigida por Bong Joon-ho, con Song Kang-ho, Byeon Hie-bong, Park Hae-il, Bae Du-na, Ko Ah-sung.



De unos años a esta parte, Corea se ha convertido en uno de los escenarios del cine más dinámico e interesante del planeta, con nombres como Park Chan-wook (Oldboy, Simpathy for Mr. Vengeance) y Kim Ki-duk (Hierro 3, El tiempo) como principales cabezas visibles. Entre esos nombres también se encuentra Bong Joon-ho, quien con The Host, su tercer largometraje (los anteriores son Barking Dogs Never Bite y Memories Of A Murder, que por estos días se lanza en dvd), pasó a convertirse en el cineasta más taquillero de la historia de su país. A pesar de responder a la tradición de las películas “de monstruos”, The Host es un claro producto del cine coreano actual.

El film comienza con la reconstrucción de una anécdota real. En una base militar en Seúl, en 2000, un empleado norteamericano obligó a un trabajador a verter desechos tóxicos en las cañerías que desembocan en el río Han. Ya en la ficción, poco tiempo más tarde, un par de pescadores encuentra en el agua a una pequeña criatura, a la que dejan libre. Diez años después, esa misma criatura convertida en un monstruo (mezcla de calamar y reptil anfibio, con movimientos... de tiranosaurio) emerge del Han para causar el terror entre la gente que pasea por las orillas.

Entre esas personas se encuentran los miembros de la familia Park, quienes manejan un modesto puesto de comidas al aire libre junto al río. Los primeros en aparecer son el padre, su hijo mayor (un sujeto de pocas luces) y la hija de once años de este último. A pesar de los intentos de su padre por rescatarla, la nena es atrapada por el monstruo. Durante una ceremonia en homenaje a las numerosas víctimas (los cuerpos no han sido recuperados), la familia completa –que incluye a un hermano universitario desempleado, y a la hermana, campeona de tiro al blanco con problemas de concentración– es atrapada y enviada a un hospital: el gobierno norteamericano sostiene que la criatura es huésped de un virus mortal, y que todos quienes hayan tenido contacto con ésta están contaminados. Pero la nena realiza un llamado con el celular a su padre para avisar que está viva, en las alcantarillas. Hacia esa zona vedada intentarán llegar los Park...

Con poca formalidad, y un espíritu lúdico que le permite dentro de un mismo género incorporar otros distintos, Bong Joon-ho logra mantenernos siempre a la expectativa ¿Cómo lo hace? Por un lado, con un manejo técnico admirable, especialmente por el lado del montaje: la toma siguiente nunca es obvia, pero al mismo tiempo se nos presenta con la simplicidad y contundencia de ser la única posible. Por otro lado, con el ya mencionado juego entre géneros: dentro de un drama familiar “tomado en serio”, intercala con habilidad momentos de sátira, de humor negro, de slapstick, que en un principio pueden resultar desconcertantes, pero que enseguida cobran sentido.

Con énfasis en las relaciones fraternales, un tipo de vínculo que el cine explora con poca frecuencia, el guión consigue pintar la personalidad de cada personaje con muy pocas palabras. En sentido estricto, el único elemento no extraído de la realidad es el monstruo, elaborado –dicho sea de paso– por la misma empresa que hizo los efectos especiales de El señor de los anillos, entre otras. De este lado del mundo, todas las demás situaciones son reconocibles en un 100%: desde el episodio de corrupción inicial, hasta la precariedad de la casilla en la que la familia vive y trabaja. De entrada, sabemos que a estos personajes el sistema les dará la espalda. La burocracia y la inoperancia son enemigos tanto o más poderosos que la criatura en cuestión. Esto alcanza para distinguir a The Host de cualquier película “de monstruos” del cine mainstream.

Entretenimiento poderoso que confluye en un final emocionante, la película tiene una clara vocación de masividad (dicen que en su país de origen fue vista por un número equivalente al 20% de su población total), es muy probable que en Occidente no consiga conquistar la misma cantidad de público que alguna otra, con menores méritos y originalidad, pero protagonizada por estrellas estadounidenses.

María Molteno      


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