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SABADO
Argentina, 2001 |
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Dirigida por Juan Villegas, con Gastón Pauls, Daniel Hendler, Mariana Anghileri, Camila Toker, Leonardo Murúa.
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Conocí personalmente a Juan Villegas en ocasión de
una entrevista a propósito de esta película, que es también su ópera
prima. Egresado de la FUC, es conocido por muchos como redactor de la
revista argentina El Amante/Cine. También realizó los
cortometrajes 2 en 1 auto (1998) y Rutas y veredas (1995,
incluido en el CD-ROM que recientemente lanzó CINEISMO), y
escribió junto a Rodrigo Moscoso el guión de Modelo 73 (2001),
trabajos en los que ya se intuía cierto gusto por la comedia
entremezclada con la melancolía y la tristeza. Debo decir que Villegas me
cayó muy bien. No sólo porque se reveló como el reporteado ideal
–a tal punto que con el correr de los minutos olvidé por completo que
hacía esta labor por primera vez– sino porque demostró tener las ideas
muy claras.
Villegas destaca en forma permanente el profesionalismo y el amor por
el oficio de la camada de nuevos realizadores del cine argentino (lo que
incluye técnicos, actores, etc.). Esa dedicación se percibe claramente
en Sábado, que cuenta los encuentros y desencuentros de tres
jóvenes parejas, entretejidos con un par de choques y un personaje famoso
como el actor Gastón Pauls (que hace de sí mismo), durante un sábado y
la mañana del día siguiente. Sin utilizar una imagen de más, el
director elude hábilmente el recurso de plano/contraplano en favor planos
abiertos, pero que exhiben no obstante un espacio acotado, exclusivo de la
película, al extremo que los protagonistas caminan por una Buenos Aires
casi desconocida, lejos del pintoresquismo de films for export pero
también de la ciudad crudamente realista de Pizza, birra, faso. El
uso del fuera de campo –los personajes hablando fuera del radio abarcado
por la cámara– es sumamente eficaz y el montaje, el sonido y el resto
de los rubros técnicos están muy bien trabajados.
Se dirá que el estilo de Villegas denota una gran influencia
del cine de Martín Rejtman y su Silvia Prieto, y es verdad. Pero
hay más. Los diálogos de Sábado, rápidos e hilarantes hasta
convocar a la carcajada, pero sin esquivar los silencios incómodos ni
buscar denodadamente el "descanso" cómico, remiten a la nouvelle
vague (en especial a Eric Rohmer, al que Villegas admira
profundamente) e incluso, en parte, a las sitcoms norteamericanas.
De esta manera, a partir de una premisa sencilla, sin juicios de valor y
con cariño por los personajes, el film retrata el humor, la tristeza y
las dificultades para relacionarse de una generación indecisa, que pide
algo sin saber exactamente qué es, que busca las razones de su
melancolía y a la que le cuesta hallar estabilidad. También explora,
aunque no del todo, las cuestiones relativas a "ser famoso", y
las dificultades que ello acarrea para criaturas como el citado Pauls.
Según cuenta el realizador, este relato de casualidades nació
también de una casualidad: su encuentro con Gastón Pauls dos veces en un
mismo boliche. Ciertas casualidades o hechos fortuitos son verdaderas
bendiciones, que permiten obras como Sábado. En Los suicidas,
su próxima película, se verá si Villegas termina de construir el
universo autónomo que ha comenzado a tomar forma en este film.
Rodrigo Seijas
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