Mercano el marciano es un nuevo milagro del cine argentino, esta
      vez por el lado de la animación. Inspirada en una serie de cortos
      emitidos por el canal de cable Much Music, la historia no sufre mucho por
      su extensión a formato de largometraje.
      El film cuenta la historia del marciano del título, que vivía
      tranquilamente en su planeta, hasta que un día una sonda espacial enviada
      por los terrestres aplasta a su perro al caer en Marte. Que el aparato
      contenga un mensaje que reza "venimos en son de paz, no queremos
      hacerles daño" no aplaca la furia del marciano, que muy exaltado
      parte hacia la Tierra con el poco pacífico objetivo de vengarse. Para su
      desgracia, la nave se destruye al aterrizar y Mercano tiene que quedarse a
      vivir en la Argentina, un país demolido donde el saqueo forma parte de la
      rutina diaria. Intentando comunicarse con sus compatriotas,
      conocerá a través de la realidad virtual a un chico y se harán amigos.
      El problema es que el padre del niño, el presidente de una corporación,
      comenzará a perseguir a Mercano con el fin de exprimirle preciosos
      conocimientos.
      Es necesario aclarar que la mayor parte de la trama fue elaborada antes
      de los eventos de diciembre de 2001, con lo que Mercano el marciano
      se constituye en un excelente ejercicio de anticipación. La Buenos Aires
      por la que se pasea Mercano –obligado a refugiarse en las cloacas y
      transformado en la contracara del ET de Spielberg, o en el ET del
      subdesarrollo si se prefiere– es una ciudad apocalíptica, donde ya se
      puede vislumbrar a los cartoneros tratando de sobrevivir como fuere, y a
      los policías gordos de "gatillo fácil".
      La realización de este largometraje animado fue una verdadera odisea,
      concretade con un presupuesto diez veces menor que otros films argentinos
      del rubro como Pantriste o Manuelita, pero con muchísimo
      más ingenio e inteligencia. Los responsables, encabezados por el director
      Juan Antín, hicieron lo imposible para economizar recursos y llevar a
      buen puerto el proyecto (para llegar al soporte fílmico, por caso,
      fotografiaron manualmente cada cuadro de la película, lo que les
      permitió ahorrar 30 mil dólares).
      A pesar de todas las dificultades, la animación 3D de Mercano el
      marciano es impecable y no tiene nada que envidiarle a otros trabajos
      ejecutados en el mismo formato. Además, permite disfrutar de las voces de
      Graciela Borges, Roberto Carnaghi, Fabio Alberti y Alejandro Nagy, entre
      otras. En cuanto al guión, la libertad y la inventiva que se permitieron
      Antin y su equipo redundaron en un relato notablemente cínico y feroz,
      ácido para con muchos segmentos de la sociedad. El film les pega a todos:
      los adultos, los humanos, las multinacionales, la globalización, los
      marcianos, hasta a esos jóvenes "militantes" siempre dispuestos
      a encabezar una revolución social... sino fuera porque están muy
      ocupados tomando cerveza.
      Más allá de ciertas obviedades y repeticiones en los chistes
      (seguramente hijas de ese mismo espíritu anarquista y antiglobalizador), Mercano
      el marciano pervivirá como una amarga visión de nuestro país
      (¿nuestro planeta?) desde los ojitos de ese ser verde enclaustrado en una
      escafandra.
      Rodrigo Seijas