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EL HOMBRE ARAÑA 2
(Spider-Man 2)

Estados Unidos, 2004


Dirigida por Sam Raimi, con Tobey Maguire, Kirsten Dunst, James Franco, Alfred Molina, Rosemary Harris, Donna Murphy, J.K. Simmons.



Hacia la mitad de El hombre araña 2, Peter Parker se dispone a saltar de una azotea a otra. Había decidido dejar de ser Spiderman y vivir una vida normal, plena y feliz, pero su tía le ha recordado cuán necesario es un héroe que le dé esperanzas y un modelo a seguir a los demás. Pero Peter ha perdido sus poderes debido a la escasa motivación que le encuentra a "combatir el crimen". Intenta saltar pero, previsiblemente (muy previsiblemente), no alcanza la otra azotea y se estrella de bestial manera contra un auto y luego contra el piso. Por supuesto que sobrevive (si no, no habría más película ni secuelas por venir). Y luego llega lo necesario para darle el coraje y las ganas de ser de nuevo el superhéroe que Nueva York necesita: el malo, el villano, el Dr. Octopus secuestra al amor de su vida, Mary Jane Watson.

El párrafo anterior resume algunas de las dificultades que padece El hombre araña 2, secuela de la megaexitosa adaptación de la historieta creada por Stan Lee para Marvel Comics.

La película de Sam Raimi (también director de la anterior) se concentra en los múltiples frentes problemáticos que afronta Parker (Tobey Maguire): su lucha contra el Dr. Octopus, un científico en desgracia convertido en un monstruo tentacular (Alfred Molina); los frustrados vaivenes en su relación con Mary Jane (Kirsten Dunst), a la que ama pero no quiere poner en peligro; su tempestuosa amistad con Harry Osborn (James Franco), quien quiere a Peter como a un hermano pero está convencido de que el Hombre Araña mató a su padre y, finalmente, su escaso y ya mencionado convencimiento de seguir ocupando el rol de superhéroe.

Las premisas son bastante buenas pero el tono casi nunca es el adecuado. El film se desvive por dosificar las partes tristes con el humor y por combinar lo ceremonioso con la ironía. Unas pocas veces encuentra el equilibrio, pero muchas otras se pierde por completo. Esto sucede quizás porque tanto los guionistas (entre los que destaca Michael Chabon, responsable del guión de Fin de semana de locos) como el director han estado tan ocupados en la persecución de ese "nivel medio" que no ofende a nadie que se olvidaron que el mejor camino siempre pasa por el riesgo. Un camino que ellos mismos habían recorrido en otros tiempos, y que otros realizadores, con resultados más que interesantes, recorrieron en tiempos recientes (Peter Jackson con El señor de los anillos, Alfonso Cuarón con Harry Potter y el prisionero..., Bryan Singer con X-Men 2, Ang Lee con Hulk y Gore Verbinski con La maldición del Perla Negra).

No es el caso de Raimi aquí. El cineasta había demostrado en películas como Rápida y mortal que no le temía al ridículo y que podía hilvanar historias impactantes, conmovedoras por momentos y con auténticos "toques" de autor. En El hombre araña 2, algo de eso sólo se nota en muy puntuales ocasiones, como cuando aparece el cínico editor amarillista Jameson, cuando se nos describe la incompatibilidad de la vida de Spiderman con la de Peter Parker, o cuando delinea un nuevo villano para los films que todavía se nos vienen.

El El hombre araña 2 es una producción hollywoodiana más, con buenas actuaciones y secuencias de acción pero tan fácil de predecir como esa caída de Peter desde la azotea. Una película que pasa al lado del espectador como el tren que Spiderman intenta salvar hacia el final del metraje. Y que es tan artificial y carente de personalidad como esa formación de vagones al aire libre, desde el momento en que ya no existen trenes al aire libre en Nueva York.

Rodrigo Seijas      

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