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HISTORIAS COTIDIANAS

Argentina, 2000



Documental dirigido por Andrés Habegger.



Historias cotidianas es el primer largometraje realizado por un hijo de desaparecidos, Andrés Habegger. Y si bien éste podría ser un dato anecdótico, no lo es en absoluto. No sólo porque su ópera prima es un documental que se centra en los relatos de otros seis hijos de padres desaparecidos durante la última dictadura militar, sino porque esto le otorga a la narración una fuerte impronta generacional que es, tal vez, el acierto más importante del film.

La historia del realizador no está volcada en la película, pero en la forma en que aborda el tema puede rastrearse la mirada que comparte con los otros: Historias cotidianas es la visión de los que fueron niños entre 1976 y 1983. Chicos que se criaron sin uno o los dos padres y, en algunos casos, también sin tíos y sin abuelos. Y eso es lo que surge con más fuerza para el espectador, el dolor de esas pérdidas en la primera infancia y cómo cada uno recuerda lo que vivió con sus familiares. Aún no hablaban de muerte, todos imaginaban largos viajes, historias de detectives o villanos con espadas, y creían que algún día "sus viejos" iban a volver. ¿Qué más podían pensar sus mentes infantiles?

El punto de vista de hijos que perdieron a sus padres le imprime cierto carácter universal a la realización, y las anécdotas de la niñez aportan algunos momentos de ingenuidad que permiten sonreir. A la vez, no se descarta la reflexión del espectador porque es imposible olvidar de qué forma y por qué estos jóvenes perdieron sus lazos más importantes. Historias cotidianas es el relato de un terrible pasado político, social y colectivo, pero que en el film aparece a través del presente personal y particular de cada uno de los –involuntarios– protagonistas. Todos ellos comparten aquella dura realidad, pero no son todos iguales, ni piensan de la misma manera. Esta diversidad también enriquece la narración.

Cristian Czainick tiene a su padre desaparecido, su madre vive en Italia y él es actor. Florencia Gemetro pertenece a la agrupación HIJOS y trabaja activamente en el proyecto que iniciaron sus padres asesinados, participa de los "escraches" y reivindica la lucha del pasado. Victoria Ginzberg es periodista y suele escribir sobre derechos humanos; en la película se la pasa buscando la coincidencia exacta entre los lugares de las fotos que conserva junto a sus padres y esos espacios en la actualidad. Martín Mortola Oesterheld perdió a su madre y a su abuelo, el creador de la historieta El Eternauta, y ya está criando a su propio hijo. Ursula Méndez trabaja en una biblioteca y se explaya en el entrañable relato sobre su madre, a la que despidió de grande con un homenaje en el departamento del cual se la llevaron. Y por último, Claudio Novoa (de nacimiento Manuel Goncalvez) fue dado en adopción y descubrió hace poco que sus padres habían muerto y que tenía un hermano (uno de los músicos del grupo Los Pericos, con el cuál se había cruzado en varias oportunidades sin saber que lo buscaban).

Habegger ubica a sus narradores delante de la cámara fija y los escucha hablar durante largo rato de un pasado que se actualiza a través de la palabra. Centrándose en el presente y evidenciando el horror de la dictadura a través de la ausencia de esos padres y la mirada de esos hijos hoy, Historias cotidianas emociona desde los hechos más cotidianos, despierta el interés por cada una de estas seis vidas y propone una particular –y hasta ahora inédita– forma de entender aquella época.

Otros disparadores del diálogo son las fotografías y las visitas a las puertas de las casas o calles que transitaron de niños. Las conversaciones –siempre individuales– se mechan con unas pocas imágenes fijas y en blanco y negro de archivo; algunos travellings por la ciudad con música en primer plano que funcionan como separadores; recortes de diarios con titulares importantes cuando la ocasión merece alguna aclaración histórica como la condena a la junta militar o los indultos, y fragmentos de la vida cotidiana de los chicos. Pasado, presente y futuro se alternan en este documental construído a partir de cuatro capítulos que empiezan con hache: Huellas, Hijos, Historia, Hoy. Y por qué no, hache de Humanidad, algo que le sobra a este film.

El director David Blaustein (Cazadores de utopías y Botín de guerra) realizó la producción ejecutiva de Historias cotidianas y contó en la presentación del documental: "si me hubiese encontrado con mis amigos desaparecidos, o con el propio Habegger padre, a quién no conocí, me hubieran dicho ‘dale una mano al pibe’, y eso es lo que hice". Lo que deberíamos hacer todos como espectadores –porque la película vale la pena– y como parte de esta sociedad, aprovechando que el sábado 24 de marzo se cumplen 25 años del golpe militar de 1976. Para que, como anhela uno de los narradores, "cada uno encuentre su verdadera historia".

Yvonne Yolis     

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