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HANUMAN

Francia-India, 1998


Dirigida por
Fred Fougea, con Robert Cavanagh, Tabu, Nathalie Auffret, Khalid Tyabji, Sidney Kean, Jaaved Jaaferi.



Otra de monos, en esta temporada de verano. Pero cabe aclarar que en esta ocasión no se trata de chimpancés mostrando las destrezas y monerías típicas de Hollywood, sino de un híbrido entre documental y narrativo de origen francés. Fred Fougea es un director interesado por los animales, estrellas de varios de sus cortos premiados previos a Hanuman, su primer largometraje.

Basado en el mito hindú del rey mono Hanuman (en algunas versiones mitográficas, Hanumat), Fougea filma un documental sobre un grupo de macacos del sur de la India, y lo desarrolla en simetría con una historia humana. El personaje de Hanuman ha sido tratado repetidas veces por la fecunda cinematografía india, pero como es habitual, nada de ella llega hasta nosotros.

Según la leyenda, Hanuman –o Hanu– se enamora de la hija del Rey mono Colmillo Largo, quien no acepta que su princesa corretee por árboles y rocas con un individuo de clase social inferior. Los enamorados huyen del control paterno, mientras la amenaza del poderoso los persigue a todas partes. La cámara sigue a los protagonistas de esta tragedia arquetípica por la montaña y los templos dedicados al dios mono que forman su habitat, con tomas muy interesantes que testimonian las conductas de esos animales, tan cercanos al hombre. Se trabajó con un clan de macacos salvajes y algunos adiestrados, y a todos se los estimulaba para filmar sus reacciones.

El problema sobreviene cuando se aborda el relato de los humanos –paralelo al simiesco– también sobre amores contrariados. Ladrones de obras de arte profanan el antiquísimo templo de Hanuman donde habitan los macacos, y su botín es rematado por las grandes firmas de Londres. Allí Tom (Robert Cavanagh), hijo del arqueólogo descubridor del templo, reconoce las esculturas hindúes que vio en su niñez, cuando acompañaba a su padre. Ganado para la causa conservacionista, consigue que lo manden al lugar, y allí emprende una cruzada contra el vandalismo. Los contrabandistas de obras de arte son también cazadores de monos, que los venden a los laboratorios para pruebas científicas. Tom quiere al mismo tiempo reencontrar a Anja, una bella india a la que ama desde que eran muchachos. Pero la joven está comprometida. ¿Con quién? Con el cazador de simios, claro, perfecta contracara de Tom: empresario poderoso, protector de traficantes, protegido del poder político. La pareja de novios está interpretada por dos populares actores de la India. Por supuesto que, en un punto, ambas historias confluirán.

Si al principio la de los animales había resultado entretenida por lo curioso de su mundo, por las tomas que seguramente son la edición de largas horas de observación y filmación, la de los humanos resulta aburrida y plagada de lugares comunes. El guión es muy pobre y en cuanto a las actuaciones, los monos están incomparablemente mejor. La copia que vimos está doblada al castellano, presumiblemente dirigida al público infantil, que no merece un mal cine. Tal vez por su deseo de realizar un largometraje, o por salir del género documental, Fougea no se conformó con una película que al principio tiene mucho que ver con El oso (el adiestrador de animales es el mismo en ambos films). Sin embargo, ése es el mejor costado de su opera prima. Además, el templo de Hanuman, la montaña sagrada y su ciudad perdida, pocas veces filmados, son imponentes. El resto, sobra.

Josefina Sartora     


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