Miguel (Sergi López) ha sido abandonado por su mujer, que se fue con otro, e
inesperadamente debe hacerse cargo de su suegra que ha llegado a Madrid para
realizarse unos estudios médicos. Deprimido y desorientado por la situación,
el protagonista intenta refugiarse en sus colegas del hospital, como su
entrometida ayudante y su amigo ginecólogo –también amigo de su ex esposa y
médico de su madre–, y en su trabajo como psiquiatra. Pero uno de sus
pacientes le traerá más dolores de cabeza que alivio y también la sorpresa
de conocer a Jasmina (Mariola Fuentes).El cielo abierto tiene una
trama sencilla: a partir de una situación traumática –el abandono y la
posterior llegada de la suegra– se desencadena una serie de conflictos y
relaciones más o menos complejas que irán transformando a los personajes
centrales. Estas criaturas dolidas, simpáticas, creíbles (muy bien
interpretadas en todos los casos) son portadoras de diálogos para nada
pretenciosos; generan pequeñas dosis de un humor tierno que se gana
rápidamente al espectador; y, poco a poco, permiten que el melodrama vaya
dando paso a la nueva historia de amor que –una intuye– sanará a Miguel.
Comedia romántica, pero a la española.
A Sara, la "traidora" del relato, nunca, hasta la escena final, le
veremos la cara. Ella se introduce continuamente en la vida de Miguel, y en
la narración, a través de los llamados telefónicos o del contestador
automático. Sólo conocemos su voz, que no deja en paz al protagonista cada
vez que llama para disculparse, enojarse o preguntar por su madre. Su
ausencia funciona como un fuera de campo amenazante –todo el tiempo
presente– que impulsa las acciones y reacciones del marido. Jasmina, en
cambio, está físicamente presente casi todo el tiempo, va en busca de
Miguel. Aun con su fealdad y poca clase es toda frescura,
generosidad, desenfado y, perdida como alma en pena al igual que él, se va
ganando su confianza y lo conquista sin querer.
El humor de El cielo abierto está dado principalmente por los
personajes secundarios. La lograda caracterización de los pacientes
psiquiátricos del hospital, que se sientan sucesivamente frente al
silencioso Miguel y pronuncian una o dos frases que los describen a la
perfección, son algunos ejemplos. También la amiga y secretaria que no hace
otra cosa que "meter la pata" cada vez que abre la boca, y la familia de
Jasmina.
Más cerca de las situaciones melodramáticas que de la risa contagiosa, un
aire melancólico y un sabor amargo recorre por momentos el film. Allí
también resuena el eco de las últimas películas de Pedro Almodóvar. Aunque
Miguel Albaladejo desarrolla todo en su historia con más "bajo perfil", por
decirlo de alguna manera, que el director de Carne trémula y Todo
sobre mi madre. Un bajo perfil que se plasma en el ritmo tranquilo y en
el tono ameno, distendido; pero que de todas maneras grafica a través de las
desventuras y desilusiones de los personajes el reflejo de toda una
sociedad.
Yvonne Yolis