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ESPLENDOR AMERICANO
(American Splendor)

Estados Unidos, 2003



Dirigida por Shari Springer Berman y Robert Pulcini, con
Paul Giamatti, Hope Davis, Judah Friedlander, James Urbaniak, Harvey Pekar.



Vaya uno a saber por qué razón las películas sobre creadores de historietas son más interesantes que las adaptaciones fílmicas de los personajes que aparecen en ellas. A todo lo bueno que se dijo sobre el documental Crumb (Terry Zwigoff, 1994) acerca del ilustrador Robert Crumb habría que sumar el buen recuerdo de The Whole Wide World (Dan Ireland, 1996), en la que se narra parte de la corta existencia de Robert E. Howard, inventor de “Conan el Bárbaro” y “Kull”. A esta dinastía se suma ahora American Splendor.

Lo novedoso, en este caso, es que el film dirigido por Shari Springer Berman y Robert Pulcini tensa la cuerda de ambos territorios narrativos –documental y ficción– y los lleva más allá, hacia un terreno singular. Es que en American Splendor conviven dos películas, una documental sobre Harvey Pekar, el creador de la historieta de mismo nombre que el film, y otra ficcional, que es la adaptación de la historieta. Pero la tensión entre estos mundos proviene de que el personaje central del comic… es el propio creador.

Lo que tenemos, pues, es un doble acercamiento al personaje: desde la realidad de ver al propio Pekar frente a cámara explicándose y, a la vez, siendo la voz en off que narra algunas partes de la ficción, en la que el estupendo Paul Giamatti (“este tipo no se parece a mí”, dice Pekar) lo interpreta. Que este trabajo en diferentes niveles no termine redundando en una mezcla tediosa e inentendible es una de las proezas de los directores y guionistas. Y esto es así porque eligieron contar desde un género reconocible como la biografía.

Por cierto que si American Splendor se quedara en esto sería interesante para los cinéfilos preocupados por “lo narrativo”, pero no sobrepasaría el mero trabajo teórico. Lo realmente bueno de la película es que a la vez nos revela a un personaje desconocido, uno de esos pequeños milagros que la cultura americana suele delinear, de tanto en tanto, con pinceladas sutiles. Porque Harvey Pekar es un pesimista total, un obsesivo compulsivo y un ser infeliz que no halla a la mujer que lo acompañe: parece salido de una de Woody Allen.

Otro punto alto de la obra de Berman-Pulcini es que estos tópicos daban para un film “indie” repleto de frases cancheras y candidato a la película cool del año. Sin embargo, al apegarse a los guiones de los comics del propio Pekar, American Splendor no deja que nadie explique al personaje y todo queda influido por la negrura y la desazón que éste destila sobre la sociedad. Sin que por ello se lo convierta en una especia de mártir o de salvador moral, sino en un observador estupendo de lo cotidiano.

Harvey Pekar trabajaba –aún lo hacía mientras se rodaba este film– en el archivo de un hospital. Era un ser frustrado, hasta que un día conoció a Robert Crumb y “por influencia creativa” descubrió que podía reflejar el mundo que lo rodeaba y fastidiaba. Es así como, ayudado por los dibujos de Crumb, publicó sus primeras historietas, a las que no sin ironía llamó “American Splendor”. El hecho es que sigue siendo un ser frustrado y pesimista. Y al verlo uno adivina que se trata de un viejo cascarrabias, pero simpático.

Como el escritor que interpretó Woody Allen en Los secretos de Harry, Pekar incluye en sus comics a todas las personas que lo rodean: esposa, jefe, amigos. Así es como estos toman nuevas vidas como personajes y nunca llegaremos a saber si son así en realidad o todo es parte del encasillamiento al que los somete Pekar. Para darse una idea de la imbricación entre realidad y ficción, tengan en cuenta que Pekar y su mujer hicieron un número especial de la historieta… en el que hablan del rodaje del film.

A esta suerte de confusión positiva también aportan las actuaciones. Ya dijimos que Giamatti está genial (como de costumbre), rascándose la cabeza y siendo la mejor representación del fracaso con sus ojos desorbitados y su pelo desgreñado. Mientras que como la mujer de Pekar aparece Hope Davis (la hija de Jack Nicholson en Las confesiones del Sr. Schmidt), que aunque algo afectada por ciertos tics aporta extrañeza al no poder dilucidar si interpreta a su personaje desde el reflejo realista o desde la caricatura de la historieta.

Hay miles de ángulos para aproximarse a American Splendor y su personaje, así como montones de puntas desde las cuales desarrollar un análisis. El film resulta una de las más extrañas simbiosis entre realidad y ficción. Una película que elige contar desde la biografía, pero apoyándose en la historieta. Que mezcla documental, ficción y animación –el Pekar dibujado cuestiona al Pekar ficcionalizado– con gran maestría. Pero que, por encima de todo, es la sutil puesta en primer plano de un ser pesimista y de cómo éste puede encontrar su lugar dentro de una sociedad que patea lo feo bajo la alfombra, y fracasa evitando el fracaso. “Si el fin es perder la guerra, el objetivo será ganar algunas batallas”, dice Pekar. Y sabe lo que dice porque él mismo representa un pequeño triunfo.

Mauricio Faliero      


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